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  • Foto del escritorKokoro Psicología y Mediación

EL ARTE DE SEPARARTE

Actualizado: 8 ene 2021

» En el ranking de países de la unión europea con mayor tasa de divorcios España, durante los últimos años, ha llegado a estar en el 2º puesto. Hay datos que respaldan que cada cinco minutos se rompe un matrimonio «



Y comieron perdices y vivieron felices…¿cuántas veces este final augura a su vez el de una nueva historia? No siempre después del banquete la historia es de color rosa. Existe otra alternativa: y comieron perdices y se dieron con sus huesos en las narices. La felicidad reina durante cierto periodo de luna de miel; con la llegada de los hijos, se vuelve caprichosa, y a antojo de las necesidades del retoño posa y retira su sabor sobre los días de la pareja; las malas lenguas dicen que salta por la ventana cuando el €uro deja de entrar por la puerta. Con los devenires de la vida va y viene, haciendo estragos en el amor que une a la pareja.

El amor romántico

Una relación de pareja es algo vivo y dinámico. De forma natural pasa por diferentes fases, siendo la resolución de cada una de éstas, la que determine su perdurabilidad en el tiempo o su punto final. Los psicólogos hablamos de las siguientes etapas:

1. Enamoramiento. En la mayoría de los casos se produce de manera inesperada (amor a primera vista). En esta fase nuestro sistema nervioso genera una serie de sustancias neuroquímicas que producirán una reacción explosivamente cosquilleante con sólo pensar en la persona deseada.

2. Conocimiento y aceptación de los defectos de la pareja. En esta etapa los miembros de la pareja se conocen de un modo más profundo y mutuamente, tomando contacto con las virtudes y defectos que cada uno de ellos tienen. Tanto la aceptación como el rechazo del otro, teniendo en cuenta lo que no agrada, los defectos, lo negativo, es muy importante ya que el cambio de las características del otro es complicado. Hay que tener en cuenta que la aceptación de los defectos implica la no voluntad de cambio del otro.

3. Reelección. Es una etapa decisiva en la continuidad de la pareja; es la fase en la que las dos partes de la pareja reafirman la voluntad de seguir juntos.

4. Afianzamiento. La pareja se muestra segura de su elección, conoce los defectos y las virtudes de la persona amada, los acepta y decide proponer un proyecto en común de futuro, como puede ser por ejemplo el matrimonio, tener hijos o el realizar un proyecto de vida compartida.

En muchas ocasiones, la reelección de con quién quiere uno seguir escribiendo la historia de su vida se hace desde la honestidad con uno mismo y con el otro además de con un férreo compromiso al hecho de aceptar al otro sin querer moldearlo a su imagen o semejanza, o hacerle encajar en el ideal de pareja que se tiene. Cuando esto es así, la esperanza de vida como pareja se augura longeva. No obstante, la reelección en numerosas ocasiones no es acertada. En el ranking de países de la unión europea con mayor tasa de divorcios España, durante los últimos años, ha llegado estar en el 2º puesto. Hay datos que respaldan que cada cinco minutos se rompe un matrimonio.

Frente a este panorama cabe la siguiente reflexión: nuestra educación, culturalmente hablando, nos prepara para vivir en pareja, pero ¿nos enseña a romper una relación atendiendo a la filosofía de “reducción de daños”?. Probablemente la respuesta del lector sea un NO.

¿Por qué es importante aprender a separarse?

Toda separación, o casi toda salvo contadas excepciones, supone un fuerte impacto emocional tanto en los miembros de la pareja como en sus hijos. Preservar la salud y bienestar de éstos, cuando los hay, debería prevalecer sobre la del adulto que se separa.

Muchas veces, los adultos bajo un estado de “secuestro emocional” pueden incurrir en conductas y actitudes devastadoras para los hijos a corto, medio y largo plazo. Algunos ejemplos son: pretender que se pongan de su parte; utilizarlos de “paloma mensajera”; pelear y discutir delante de ellos; preguntar por cómo vive el otro y con qué personas se relaciona; hacerles partícipes de los juicios sobre el otro; hablar mal de las nuevas parejas; pedirles que sean ellos lo que reclamen dinero, ropa o juguetes; etc.

Además, de forma natural, toda separación viene acompañada de una serie de cambios: pérdida de poder adquisitivo; convivencia forzada con uno de los padres o familiares de alguno de ellos; disminución de la acción del padre con el que no conviven; cambio de residencia, escuela, amigos; etc.

Los factores anteriormente mencionados más la propia vivencia emocional de los hijos serán determinantes en los efectos que la separación va a tener: bajada en el rendimiento académico; peor autoconcepto; dificultades sociales; dificultades emocionales como depresión, miedo, ansiedad; problemas de conducta; etc.

RESUMIENDO

Las consecuencias que sufre el hijo de padres separados estarán más relacionadas: • Con las desavenencias familiares previas y asociadas a la separación. • Y con el papel que hacen jugar al niño en la separación más que con la propia separación. Esto, junto con la edad y la madurez del propio niño condicionarán la forma en que esta separación influirá en su desarrollo. Es difícil deshacer algo sin romper nada, pero no imposible. No sabemos cómo separarnos, pero sí podemos aprender. Hay profesionales que pueden acompañar en este proceso tan difícil y doloroso.

No te conviertas, para la que va a ser tu expareja, para tus hijos e incluso para ti mismo, en el Diego de Frida.

“Me enamoró con cada palabra, me destruyó con cada acción” Frida Kahlo



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